*Aviso* Esta es solo una pequeña parte de la historia sobre uno de mis personajes, si queréis más,¡ podéis pedirlo!
Gracias por leer.
El joven gato se encontraba a la entrada de una cueva, su cola movía de la emoción.
-¿Dónde van papá y cenicillo? Preguntó el, sus ojos ámbar miraban a la pequeña figura de su hermano que se alejaba, el gatito blanco y negro caminaba al lado de una figura enorme y marrón, sus cicatrices se notaban mucho.
Su madre, una hermosa gata canela estaba ovillada, con su cola blanca tapándole la nariz y a su otra hija, la pequeña tenia el mismo color que su madre, con la nariz blanca al igual que su barriga y patas. La gata levantó la cabeza, y con un brillo de tristeza en sus ojos miró a su hijo.
-A un sitio muy lejano...no volveremos a ver a cenicillo.
-¿Porque? Preguntó el gatito acercándose un poco a su madre.
-Amber...Dijo la gata, y luego lo acercó con la cola.- Cicatriz se lo lleva a un sitio más adecuado para él.
-Porque no es fuerte...La gata casi se estremeció del miedo, su hijo repetía las palabras de su padre.
-Así es...Se obligó a responder.- Ahora duerme, tu padre volverá al alba.
Amber corría al lado de su hermana, seguían el olor de su hermano y su padre. Sabían que era mala idea, y que seguro se llevarían un buen zarpazo de su madre, pero tenían ganas de saber cuál era ese lugar. Ya se habían llevado a los cachorros de Ojos de Tigre y Daisy ahí, dos de la primera y uno de la segunda más exactamente.
Tenían mucha curiosidad sobre dónde habían ido sus medios hermanos, y ahora era la mejor oportunidad para verlo. Amber se estaba empezando a cansar y su hermana le estaba adelantando, su padre la prefería a ella por su fuerza, eso le daba envidia.
-¿Puedes darte prisa? Gruñó ella, girando para ver a su hermano sin detenerse.
-¡Es difícil, corres muy rápido y han ido lejos, Canela! Insistió el.
Canela no le hizo caso, y siguió su camino. Pronto, llegaron a una vivienda de "dospatas" como los llamaba su padre. Eran criaturas sin pelo que caminaban a dos patas, solían hacer gestos raros y ruidosos cuando veían a la familia de gatos.
Amber olfateo el aire, y un olor de perro le invadió de repente. Se le erizo el pelo y se encogió de miedo, ¡esta casa debía estar llena de perros!
-¿Que harían Cicatriz y Cenicillo aquí…? Se susurró para si mismo, aunque Canela le escuchó perfectamente.
Canela sabía que era algo serio, Amber siempre bromeaba pero al llamar a su padre "Cicatriz" sabía que esto era serio.
Gatitos inocentes, de apenas 6 lunas, pobrecitos…tuvieron que presenciar algo traumante, algo que les aterrorizó y que les hizo huir de casa.
Abandonar a su madre, abandonar a su padre…abandonar a cenicillo.
No le abandonaban, el ya no estaba aquí. Amber aún tiene en mente la enorme figura canina sujetando el cuerpo inmóvil de su hermano, la sangre caía de su mandíbula y se mezclaba con la baba del monstruo.
Cicatriz ni se inmutaba, es más, parecía que sonreía…Amber y Canela tomaron una decisión, huir. Decidieron separarse, les aterraba la idea pero eso les haría más difícil de buscar.
No hablaron con su madre, o con Daisy o Ojos de tigre. Ellas lo sabían, y no hicieron nada. Monstruos, ya no eran gatos a los ojos de los hermanos, eran monstruos. Dejar morir a sus cachorros…¿y para que? No lo sabían, tampoco les apetecía saber.
Amber corría a todo pulmón, sin mirar atrás o sin que le molestara la lluvia. Tenía que correr, correr y no parar. Estaba caminando por "el camino oscuro" donde monstruos de metal corrían por el día. Pero era de noche, no había nadie.
Le dolían las patas y pulmones pero se negaba a pararse, tenía que ocultarse.
Y de pronto, como un signo de esperanza, vio un pequeño túnel bajo el camino oscuro, donde se podría esconder y resguardar de la lluvia. Bajó y olfateando para ver si había alguien, entró.
Estaba justo a la entrada de un bosque, en el que (como le decía su padre) vivían gatos monstruosos y sin piedad, aunque Amber ya no sabía que creer.
Se sentó a la entrada, y retomando la respiración miro al cielo. ¿Estaría su hermana bien? Eso esperó, ella fue en la dirección contraria.
Amber se acomodó como pudo, estaba recubierto de barro y tenía frío, pero le importaba poco. Acababa de ver a su hermano ser sacrificado por su padre…se lamentó en silencio.
Y el cansancio finalmente le poseyó, fue cerrando sus ojos, y escuchando como las gotas caían, se durmió.
¡ Gracias por leer!