Los Gatos Guerreros Wiki
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A Esquiruela le dio un vuelco el corazón al verlo desaparecer en lo más encarnizado del combate. ¿Volverían a verse de verdad? ¿O ya era demasiado tarde para arreglar todo lo que se había estropeado entre ellos?

—Los pensamientos de Esquiruela sobre Zarzoso durante la batalla en Crepúsculo, página 299


El siguiente artículo contiene información detallada del capítulo 22 de Crepúsculo. Si estás buscando un resumen más corto del libro, por favor mira la cronología.

Resumen del capítulo[]

PdV de Esquiruela[]

Esquiruela sacude la cabeza para librarse del horror que la ha paralizado por unos instantes. Su primera obligación es ayudar a sus compañeros de clan, antes de pensar en unirse a la batalla en el túnel de acceso a la hondonada. Mueve la cola para indicar a sus acompañantes que la sigan, con el estruendo de la contienda bombardeándole en los oídos. Para su alivio, los zarzales que protegen la ruta de escape no están aplastados y dejan el espacio justo para que todos se escondan allí. Los gatos se apiñan en el hueco rodeado de espinos y observan vacilantes el muro que se alza ante ellos.
Esquiruela les asegura que no es tan difícil treparlo como parece, y que se lo enseñará. Le pide a Zarzoso que le de a ese cachorro y que si les descubre un tejón, que lo mantenga ocupado. Le atraviesa una punzada al comprender hasta qué punto confía en el atigrado para que cuidase de ellos mientras escapan. Zarzoso le roza delicadamente la oreja con la cola y deja a Bayito en el suelo para que ella pueda cogerlo. Ahora, el cachorro ha parado de quejarse y parece aturdido de miedo. Esquiruela lo agarra por el pescuezo y se lanza hacia arriba, sorteando las zarzas y clavando las garras en un arbusto que ha echado raíces en la pared, a un par de colas de distancia. Bayito suelta un chillido cuando su cuerpo choca accidentalmente contra la roca. Esquiruela masculla una disculpa y se impulsa con fuerza con las patas traseras, alcanzando el repecho donde la roca ha cedido, y desde allí puede izarse gracias a unas matas de hierba que le sirven de agarre, hasta que por fin llega al borde de la hondonada. Se interna en las matas de helechos donde se había escondido el día que siguió a Hojarasca Acuática, y deja a Bayito sobre el musgo, dándole un rápido y brusco lametazo, y le dice que está a salvo.
Se asoma con cautela entre los helechos. El rugido del combate en el claro queda ahogado allí arriba, y el olor de los tejones es mucho más tenue. No cree que en aquella parte del bosque haya ninguna de esas feroces criaturas. Se agacha hasta rozar la hierba con la barriga,y abandona la protección de los helechos para asomarse de nuevo por el borde de la hondonada. Anuncia que allí arriba va todo bien y que pueden subir.
Nimbo Blanco ya está trepando con Pequeña Pinta entre los colmillos, izándose sin apoyarse demasiado en su pata herida. Esquiruela le enseña dónde dejar a la cachorrita, al lado de su hermano, y el guerrero la deposita sobre el blando musgo bajo los helechos, lanzando un suspiro de alivio. Centella aparece pisándole los talones, cargada con Ratoncillo. El guerrero le dice a Centella que se quede ahí, pues Dalia y los cachorros necesitarán contar con alguien si vienen los tejones. Centella le espeta que entonces se quede él, fulminándole con la mirada, y que ella va a unirse a la batalla, señalando que él está herido. Esquiruela exclama que no es momento de discutir y que van a volver todos; Dalia tendrá que arreglárselas por su cuenta. Centella da media vuelta y desaparece por el repecho, Nimbo Blanco la sigue.
Esquiruela observa a los cachorros, que formaban un montoncito agitado entre los helechos, y cuando comprueba que están bien, vuelve hacia la hondonada, justo en el momento en que Dalia se aupa y se queda resollando en el borde. La gata pregunta dónde están sus hijos, y Esquiruela los señala con la cola. Dalia le da las gracias antes de desaparecer entre las largas hojas y la desea buena suerte. La guerrera responde seria que la necesitarán, mientras se prepara para descender de nuevo hasta el claro.
Al bajar, ve a Zarzoso montando guardia. Fronda y Betulo están con él. El aprendiz ha sobrevivido al ataque del tejón, pero tiene arrancada parte de la piel de las ancas, y un ojo casi cerrado del todo. Su madre sangra por el lomo, donde ha recibido varios zarpazos. Zarzoso les explica que pueden subir por ahí y que se lleve a Betulo, mientras Esquiruela da los últimos saltos y aterriza junto a él. Betulo parece demasiado confundido para ver con claridad la vía de escape, pero Fronda lo empuja dulcemente hacia la pared rocosa. Esquiruela le aconseja que no se separe de él, y le dice que Dalia y sus hijos ya están arriba, y les alegrará tener una guerrera que los proteja. Fronda asiente agradecida y sigue a Betulo. El aprendiz comienza a trepar entre los espinos.
Zarzoso sigue vigilando desde la cortina de zarzales,maulla que va a ayudar a Estrella de Fuego a defender la entrada. Esquiruela respira hondo y pregunta si su padre sigue vivo. Zarzoso responde que lo ha visto hace unos instantes, y que la batalla aún no ha terminado. Con un coletazo, sale disparado. A Esquiruela le da un vuelco el corazón al verlo desaparecer en lo más encarnizado del combate. ¿Volverían a verse de verdad? ¿O es demasiado tarde para arreglar todo lo que se ha estropeado entre ellos?
Incapaz de soportar la idea de perder a Zarzoso, está a punto de lanzarse tras su compañero cuando oye el lamento de un gato cerca de ella. Al mirar a su alrededor, entreve a Hollín. Su pelaje oscuro es apenas visible en las sombras, pero parece muy malherido, porque se arrastra por el suelo como si sus patas traseras no le respondieran. Esquiruela le grita que vaya por aquí. El guerrero negro levanta la cabeza, demasiado confuso por el dolor como para saber de dónde prroce el grito. Esquiruela corre hacia él y consigue que se ponga en pie; luego deja que se apoye en ella y lo conduce hasta la protección de los zarzales. Le señala la ruta de escape y le dice que puede salir por ahí. Hollín parpadea y responde que no podrá trepar; Esquiruela insiste en que tiene que hacerlo. La guerrera lo empuja hasta la pared; Hollín araña desesperadamente la roca, pero sus patas traseras están rotas y no puede usarlas para impulsarse. Consigue izarse unas pocas colas del suelo, luego resbala de nuevo lanzando un alarido de dolor.
En ese instante, aparece una tejona, que aplasta la cortin de zarzas y se abalanza hacia Hollín. Esquiruela ve unas cicatrices en el costado de la criatura, y flexiona sus garras instintivamente al recordar que, días atrás, había desgarrado ese áspero pelaje negro. Sin duda, es la hembra a la que han echado del territorio del Clan del Trueno. Por un segundo, intercambia una mirada con aquella bestia furibunda. Piensa que sintió lástima por ella y si de verdad se merecen eso.
Hollín levanta la cabeza, gruñendo, y lanza un zarpazo mientras Esquiruela salta sobre la tejona por detrás y le muerde con furia la pata trasera. La criatura se la quita de encima como si fuera una mosca, y la guerrera choca contra las rocas y se queda aturdida unos segundos. Cuando logra ponerse en pie, la tejona está internándose ya en la oscuridad con sus andares torpes, dejando al guerrero gris siniestramente inmóvil. Esquiruela trastabilla hacia él; el gato tiene un tajo en la garganta, y sus ojos sin vida miran hacia el cielo. Aulla al Clan Estelar preguntándose por que sucede eso.
Pero no tiene tiempo de llorar por su compañero de clan. Tiene que volver a la maternidad. En vez de hacer el mismo camino a la inversa, se arriesga a atravesar el claro corriendo, esquivando aulladores bultos de pelo y garras. Una voz en su cabeza chilla que no pueden ganar porque son demasiados. Negándose a escuchar, apunta a los ojos de un tejón que ha intentado bloquearle el paso, bufando con fiereza hasta que la bestia retrocede. Al llegar a la maternidad, se encuentra con Fronde Dorado agazapado ante la entrada, gruñendo a un joven tejón. La criatura parece vacilar, como si pensara que puede haber presas más fáciles. A un par de zorros de distancia, Cenizo está luchando contra un tejón más viejo y grande. Abatida, Esquiruela ve cómo la bestia derriba al guerrero golpeándolo en la cabeza.
La joven suelta un alarido y, con un ágil salto, se lanza contra el costado del tejón, haciendo que pierda el equilibrio y se tambalee, dejando expuesta su barriga. Aprovecha para propinarle unos buenos zarpazos, y la bestia suelta un aullido de rabia y se revuelve. Esquiruela siente que la inunda el dolor cuando unas largas garras se clavan en su hombro y la tumban de espaldas. El peso del tejón la deja sin aire al aterrizar sobre su pecho. Nota como si estuvieran hundiéndola en el suelo, y le parece oír cómo crujen sus huesos. Se ahoga, con la boca llena de pelo áspero y lucha por respirar mientras todos sus sentidos dan vueltas.
De pronto, el peso se esfuma y puede respirar de nuevo. Se pone en pie a trompicones, jadeando, y ve que Cenizo se aferra con los dientes a la pata delantera del tejón, que intenta quitárselo de encima sacudiéndolo de un lado a otro. Con un grito de furia, Esquiruela lo ataca por el otro lado. La bestia gira la cabeza con las fauces abiertas, pero la guerrera la esquiva, araña el cuello del animal, y se pone fuera de su alcance antes de que pueda golpearla. Mientras tanto, Cenizo ha saltado al suelo para plantarse ante la criatura, distrayendo su atención lo bastante como para que Esquiruela pueda atacar de nuevo y propinarle un zarpazo en el hombro. El tejón lanza manotazos de un lado a otro, sin conseguir dar en el blanco ni una sola vez. Sus gruñidos se convierte en un rugido de frustración, y acaba dando media vuelta huyendo hacia la entrada.
Esquiruela intercambia una mirada triunfal con Cenizo, y luego va a ver cómo van las cosas en la maternidad. Fronde Dorado sigue enzarzado con el joven tejón, con los dientes clavados en su oreja, y, antes de que Esquiruela o Cenizo puedan moverse, la criatura se libra del guerrero con un golpe de sus zarpas romas y se mete en la maternidad.
La joven guerrera se queda helada cuando un chillido espantoso brota del zarzal, y le pide al Clan Estelar que la ayude.

Personajes[]

Principales[]

Secundarios[]

Menciones[]

Eventos[]

Muertes[]

Referencias y citaciones[]

  1. 1,0 1,1 1,2 Revelado en Crepúsculo, página 296
  2. 2,0 2,1 2,2 2,3 2,4 Revelado en Crepúsculo, página 297
  3. 3,0 3,1 3,2 Revelado en Crepúsculo, página 298
  4. 4,0 4,1 Revelado en Crepúsculo, página 299
  5. 5,0 5,1 Revelado en Crepúsculo, página 300
  6. Revelado en Crepúsculo, página 301


Capítulos de Crepúsculo
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