Los Gatos Guerreros Wiki
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Sabía que a los líderes de los clanes les disgustaría que confiaras en Solo. Pero no tenías elección, Medianoche. El poder de los tres se acerca, y los clanes deben estar preparados.

Pedrusco a Medianoche después de hablar con Trueno, Sombra, Río y Viento en Sombras alargadas, página 30


El siguiente artículo contiene información detallada del prólogo de Sombras alargadas. Si estás buscando un resumen más corto del libro, por favor mira la cronología.

Resumen del capítulo[]

Punto de vista de Medianoche[]

El capítulo se presenta con un clima lluvioso, en en un páramo desolado, y en un arroyo levemente desbordado por el torrente.
Una tejona ajena al clima contempla un charco de agua, como si pudiera ver más allá de él, para ser interrumpida por una gata negra, que anuncia su llegada, y tras ella, un gato plateado, con los ojos dilatados al ver a la tejona agazapada.
El gato gris hace acto de presencia, con voz ronca, preguntando qué hacen allí, reclamando que en un día como aquél, deberían estar ovillados, en sus guaridas.
La gata negra le da la razón al gato plateado, llamándolo Río, para seguir hablando con tono de queja, preguntado de quién había sido la idea de arrastralos a todos hasta aquel páramo, añadiendo que hacía un tiempo de zorros.
Un tercer gato, rojizo y corpulento, con las patas blancas y ojos ámbar, entra al circulo desde un arbusto de aulaga, alegando que la idea fue suya, y continúa diciendo que sabían perfectamente que debían reunirse; revelando el nombre de la gata negra, Sombra.
Ella, malhumorada, resopla, dirigiéndose a este nuevo gato como Trueno, y responde que no tenía por qué hacer nada de lo que él de dijera, a lo que Trueno, inclinando la cabeza, responde que estaba claro que no, y que se habían reunido porque el peligro acechaba a los clanes; explicando que estaban a punto de desaparecer y que eso era culpa de de la tejona, quien se trata de Medianoche, a quien Trueno se refiere con voz cortante.
Antes de que esta última pueda responder, Río interrumpe preguntado por otra gata, Viento, y sigue diciendo que no pueden debatir sobre aquello sin ella, a lo que ésta, desde arriba de arroyo, contesta que ya está allí, apareciendo como una gata marrón y fibrosa, quien después de descender la cuesta, en tono burlón, pregunta qué hacían todos allí apretujados como cachorritos perdidos.
En un primer momento, es Sombra quien aparenta querer tomar la palabra, pero es interrumpida por Trueno, replicando que ellos no estaban acostumbrados a vivir en a la intemperie, pero que eso no importa ahora, ya que deberían descubrir por qué Medianoche ha desvelado los secretos de los clanes.
Río vuelve a tomar la palabra, preguntando con cansancio por qué debían ser ellos, los primeros gatos, alegando con temblores que hay gatos más jóvenes en el Clan Estelar. Viento le da la razón, continuando con que ellos ya han hecho bastante por los clanes, y que ellos los guiaron a lo largo de sus primeras estaciones; por lo que los clanes están en deuda con ellos desde que paseaban por el viejo bosque.
Trueno, con un murmullo temeros, explica que deben seguir cuidando de los clanes, agregando que el peligro al que se enfrentan es el mayor que han tenido que afrontar en mucho tiempo. Trueno, tras volverse hacia Medianoche, le vuelve a exigir por qué había desvelado sus secretos. Antes de que Medianoche pueda responder, alguien la vuelve a interrumpir; esta vez Sombra, quien con molestia se vuelve también hacia Medianoche, agregando que le había confiado sus secretos a un gato sarnoso y carroñero. Después de que con rabia la gata negra arranque un trozo de hierba, con un bufido explica que su clan había abandonó a sus antepasados guerreros en cuando ese gato se instaló entre ellos.
Medianoche, con calma, explica que conoció a Solo en los acantilados arenosos, y que fue la primera vez que lo vio. Viento salta, preguntando que más da eso, si ahora revela sus secretos a todos los desconocidos con los que se cruza. Trueno le reclama a Medianoche, preguntándole si no se da cuenta de que le estaba dando poder a Solo sobre los clanes al haberle contando tanto sobre ellos; a lo que ésta, con la misma calma de antes, responde que no siempre es poder el conocimiento, y que los clanes no necesitan secretismos para protegerse, ya que los proscritos y los solitarios se mantienen alejados, y saben que la vida de clan no es para ellos.
Río le responde que ese solitario no se había mantenido lejos, y Medianoche simplemente contesta que los clanes no necesitan esconderse, y que si lo hicieran, no serían lo bastante fuertes como para enfrentarse a desafíos externos. Viento le espeta que sus guerreros pueden enfrentarse a cualquier desafío, y Medianoche le responde que no siempre los colmillos y las garras afiladas sirven para resolver desafíos.
Viento, con un bufido, eriza el pelo del cuello y desenvaina las uñas, gritándole a Medianoche que no le hable como si fuera imbécil. Ya más calmada, sigue diciéndole que no es capaz de admitir que ha cometido un gran error, que los guerreros del Clan Estelar le habían confiado sus secretos, y que se los había revelado a un desconocido. Medianoche, poniéndose en pie y con un gruñido gutural, le dice a Viento que envaine esas garras, llamándola como una pequeña guerrera. Después continúa diciendo que es insensato buscar pelea con alguien que no es tu enemigo.
Al ver que Viento se mantiene firme, Trueno posa la cola sobre su hombro, haciendo que la gata guarde de nuevo las garras, para después decir que pelear no servirá de nada, ahora que los secretos ya han dejado de serlo; y que tienen que decidir qué hacer ahora para ayudar a los clanes.
Río, negando con la cabeza, dice que él no sabe qué hacer, y Sombra dice que ella tampoco, añadiendo que le gustaría degollar a la tejona desagradecida, refiriéndose a Medianoche; pero que eso no serviría de nada.
Trueno después maúlla que no lo entienden, y luego agrega que ellos habían compartido sus secretos con ella, y que ella había hecho muchas cosas por los clanes. Trueno pregunta por qué ahora Medianoche iba a querer destruirlos de aquella manera. Pero antes de poder terminar de hablar, el viento se lleva a los gatos estelares, y Medianoche se queda mirando cómo se desvanecen con los ojos brillando.
Más tarde, entre unos arbustos aparece Pedrusco, y Medianoche le pregunta si había oído la conversación. Pedrusco asiente y responde que los líderes de los clanes iban a estar disgustados por haber confiado en Solo, pero que no tenían elección, ahora que el poder de los Tres se acerca y deben estar preparados.

Personajes[]

principales[]

Secundarios[]

Mencionados[]

Lugares[]

Referencias y citaciones[]

  1. 1,0 1,1 1,2 Revelado en Sombras alargadas, página 27
  2. 2,0 2,1 2,2 2,3 Revelado en Sombras alargadas, página 28
  3. Revelado en Sombras alargadas, página 30
  4. Revelado en Sombras alargadas, página 29
Capítulos de Sombras alargadas
PrólogoCapítulo 1Capítulo 2Capítulo 3Capítulo 4Capítulo 5Capítulo 6Capítulo 7Capítulo 8Capítulo 9Capítulo 10Capítulo 11Capítulo 12Capítulo 13Capítulo 14Capítulo 15Capítulo 16Capítulo 17Capítulo 18Capítulo 19Capítulo 20Capítulo 21Capítulo 22Capítulo 23Capítulo 24Capítulo 25Capítulo 26Capítulo 27Capítulo 28
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